Cara a cara en el senado.

La WWE es un deporte fascinante que coge elementos de las artes marciales de contacto y otras disciplinas como el boxeo para añadirle una capa de teatralidad que lo convierten en una de las formas de entretenimiento más completas que existen. Y es que aunque a priori puedan parecer solo combates, estos forman parte de narrativas complejas protagonizadas por cada luchador. Estas tramas a menudo tardan años en desarrollarse y durante este tiempo los puntos clave, como traiciones, romances o desengaños, son explorados a través de las propias peleas.



En los últimos años, la política en general, y la española en particular, están avanzando estrepitosamente hacia esta sucesión de combates retransmitidos a todo bombo y platillo como el enfrentamiento del siglo. La aparición de las redes sociales ha hecho que cada debate y cada desencuentro se convierta en el nuevo tiktok viral o el nuevo clip que dará la vuelta a Twitter.

Por supuesto, en este clima político el cara a cara en el Senado entre el Presidente del gobierno y el líder de la oposición no iba a ser menos. Según una encuesta realizada por el CIS, los asuntos políticos se sitúan en primera posición dentro de las preocupaciones de los españoles, por encima de otro temas como la sanidad. Las elecciones municipales se acercan y los españoles ya están sacando los hábitos de politólogos para sentar cátedra en las barras de los bares durante este año electoral. Nada mejor para abrir boca que un acalorado debate en pleno invierno.

Pedro Sánchez, nuestro diablo rojo, salió al ring dispuesto a despachar con un KO rápido a su adversario. Sabe que no lo tiene fácil, pues el debate de la Ley “sólo sí es sí” continua tan vivo como aquel día de septiembre que se publicara en el BOE. En esta primera y extensa intervención, el presidente ejecutó un repaso a los logros de su legislatura, buscando no situarse a la defensiva, sino tomar la iniciativa con firmeza. 

Su primer golpe es quizás demasiado esperanzado, exponiendo que la independencia de Cataluña y la corrupción han desaparecido completamente de los españoles. Este sobreimpacto hace que nos mostremos un poco más escépticos con la línea que seguirá el discurso del presi. Antes de comenzar con su objetivo principal de centrar el debate en el aspecto económico, Sánchez no pierde la oportunidad de recordar el bloqueo del consejo general del poder judicial por parte del Partido Popular y de calificar de manera directa a su rival como “profeta del Apocalipsis” destacando cómo España ha superado todas las predicciones catastrofistas. 

El bloque económico es la columna vertebral del discurso de Sánchez, con menciones a la subida del salario mínimo a 1.080 euros, un aumento de 1,7% de la productividad o un reconocimiento de la bajada de los salarios reales. La última parte de su intervención es la más electoralista, en la que habla de la existencia de un “complot neoliberal” para acabar con el Estado del bienestar a través del deterioro de los servicios públicos en beneficio de un creciente sector privado. Acaba Sánchez con un último gancho hablando de cómo la derecha ha monopolizado la palabra “España” e intentando reclamarla, en un golpe final que deja la pelota en el tejado de su adversario. 

Alberto Nuez Feijóo, el percebe torbellino, sube al estrado y comienza su intervención en la que irá en contra de lo que él llama “el sanchismo” (que había dicho que los colegios estaban abandonados) y pidiéndole que pida perdón a los presidentes de las comunidades. Feijóo continúa haciendo sangre, comentando tanto la controversia de la Ley “sólo sí es sí”, como la inestabilidad de los ministros que desfilan por Moncloa o la reforma de las leyes de sedición y malversación. 

En respuesta al bloque económico de “el diablo rojo” Feijóo lo acusa de querer batir récords de recaudación y apuesta por una rebaja del IVA: “tenemos modelos distintos: usted quiere batir récords de recaudación, yo quiero bajar el IVA de la carne, el pescado y las conservas.” También se habla de cómo Sánchez no solo no ha reducido la importación de gas ruso, sino que esta ha aumentado. Además, criticará la falta de transparencia respecto a la guerra en Ucrania. 

Sánchez realiza una segunda intervención de choque directo contra la de “el percebe torbellino”, tocando de manera frontal la Ley del sólo sí es sí: “la ley de seguridad sexual ha tenido una rebaja de penas en algunos casos y es algo que no refleja la voluntad de este Gobierno”. Ante los comentarios de Feijóo contra el “sanchismo” el presidente saca sus golpes más mordaces, comentando la corrupción del Partido popular y respondiendo al ataque a sus ministros, sacando a pasear algunos de los nombres peor recordados de la formación azul, además de recordarle su pacto con VOX. También se recuerdan de nuevo episodios como el del Consejo General del Poder Judicial, rescatando las acusaciones de catastrofismo y criticando el modelo de oposición siempre a la contra que ha llevado el Partido popular durante toda la legislatura. 

En sus últimas intervenciones, Feijóo aporta datos para desestabilizar a Sánchez, como la tasa de paro del 13%, que el diablo rojo luego contrarresta, aclarando que no es sino la mitad que había cuando gobernaba el Partido Popular. 

Feijóo, por su parte continua su cruzada de la lista más votada, señalando que el propio Sánchez hizo la misma propuesta en 2019. Además, perpetúa la imagen de ese presidente obsesionado con el poder, cueste lo que cueste.

Sin duda, ha sido un debate muy acalorado y aquí, a diferencia de en la WWE, el ganador lo decidimos cada uno de nosotros en nuestra casa. Lo que está claro es que este año electoral comienza fuerte y promete mantener un nivel de entretenimiento en el que las máscaras y las capas se quedan en casa para dejar paso a las corbatas. 




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