Amar en años electorales revueltos.
«Los enamorados pueden andar sobre las telas de araña que se mecen en el tibio calor del verano, así de leve es la ilusión.»
El
inmortal bardo William Shakespeare escribía estas hermosas palabras en la
archiconocida obra Romeo y Julieta, la historia de dos enamorados que hoy es
clave para entender qué sucedió en Madrid el 21 de enero de 2023 y cómo la tela
de araña sobre la que se mecía la derecha española parece estar rompiéndose.
El pasado sábado en Madrid se dieron cita 31.000 personas según los datos oficiales (o 500.000 según las estimaciones de la gente interesada porque hubiera medio millón de personas). El motivo de la concentración fue “para defender España, la democracia y la constitución” y los convocantes, de acuerdo a datos de Newtral son: “las organizaciones Foro España Cívica y Fundación Libertad y Alternativa, que se han unido en esta protesta a otras asociaciones como Unión 78, de Rosa Díez y Fernando Savater; Libres e Iguales, de Cayetana Álvarez de Toledo; NEOS, de Jaime Mayor Oreja, o S’ha acabat, además de otros colectivos de diferentes comunidades autónomas”
Nos podemos imaginar, por tanto, que no fue un club de lectura del último libro de Juan Carlos Monedero. De hecho, el libro más mencionado no fue uno del politólogo madrileño, sino La Constitución española, convertida en bandera de la derecha nacional ahora más que nunca desde que su nombre evoca los recuerdos de lo que sucedió con el tribunal constitucional.
Ya hablábamos hace unas semanas del manifiesto que firmaban una serie de personalidades afines a la derecha bajo el título “defender la democracia” y es que esta
concentración es solo una más en el camino reaccionario que está recorriendo la
derecha de nuestro país.
¿Pero
quién es exactamente esa derecha? Porque si bien la fragmentación y las líneas
difusas siempre han sido marca de la casa en la izquierda, la derecha de
nuestro país está teniendo “problemas en el paraíso.”
En
esta peculiar terapia matrimonial que tenemos entre manos debemos hacer pasar a
nuestros dos pacientes: Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. Su relación
siempre ha sido lo que los guionistas llaman un “Will they won’t they”,
situación que hace referencia a cuando dos personajes parece que pegarían
juntos, pero esa tensión sexual es alargada hasta la extenuación para mantener la atención de la
audiencia temporada tras temporada. Nuestros Jim y Pam particulares tuvieron hace
poco un primer contacto juntos, una primera cita gobernando Castilla y León.
Y
es que Feijóo no parece que escuche campanas de boda cerca, pues sigue haciendo
declaraciones como las del pasado 9 de enero en las que describía una coalición
con VOX como “mala para el país”. Sin embargo, en esa misma entrevista
también se desmarcaba añadiendo que “no depende de mí”. Parece que Núñez
Feijóo no está muy por la labor de una relación al uso con los verdes, pero la
puerta no está cerrada del todo para uno de esos “casi algo” tan de moda entre
los jóvenes.
Por
su parte, la otra figurita que corona este pastel nupcial, Santiago Abascal, no
ha tenido una buena semana, aunque cada vez esté más cerca el 14 de febrero. Y
es que el Partido Popular ha dejado tirado a Vox en su manifestación para
salvar España, la democracia, la constitución y la tortilla de patata. Podemos
imaginarnos que esto no ha sentado muy bien, ya que supone una manifestación
física del distanciamiento ideológico que se está abriendo entre ambas
formaciones. El líder de Vox cargó este mismo martes 24 contra el partido de Núñez-Feijóo por las tensiones en Castilla y León, diciéndoles: “¿Cuándo negociemos
algo con ustedes vamos a tener que ir a pedirle permiso a estos señores? (refiriéndose
al Partido Socialista)?” Aunque su discurso sigue siendo el de buscar el pacto
con el partido de Feijóo, Abascal no dejó de terminar su intervención con una
pequeña puya haciendo referencia a la manifestación del pasado sábado calificando
las declaraciones y acuerdos de los últimos días de los populares como “peligrosas”
y dando gracias a la gente que se ha “dado cuenta” en “manifestaciones masivas”.
Pero
resulta que esta relación es, sorprendentemente, un triángulo amoroso y la
tercera en discordia no es ni más ni menos que la popular Isabel Díaz Ayuso. El
pobre Feijóo tiene a la competencia dentro de casa y es que la polifacética princesa
de Madrid ha encontrado tiempo entre ser abucheada en la Universidad Complutense
y tomarse cañas en la capital de la nación para expresar su apoyo a la
manifestación del 21 de enero y su disposición para ir si no se lo hubieran
impedido.
Poner
a Feijóo al frente del Partido Popular parecía una declaración de intenciones de cuál sería la línea del partido, sin embargo, esta creciente disidencia
interna hace que el escenario que se está planteando para mayo sea cada vez más
y más incierto para una derecha que no se aclara sobre si está junta o
revuelta.
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